¡Por favor, dime que todo esto tiene un propósito!
Es una súplica desde lo más profundo de mi corazón. Hoy necesito creer que todo lo que he vivido tiene sentido, que no ha sido en vano, que hay al menos una razón detrás de tanto caos.
Porque, sinceramente, ya no entiendo nada.
Prométeme que tanto dolor me servirá de algo. Que toda esta maldita “enseñanza” me llevará a algún lugar, a algún estado mejor, a algo que justifique tanta oscuridad. ¿Es así, verdad?
Me niego a creer que todo esto ha sido en vano.
Dime… ¿qué sigue?
Dolor. Dolor. Dolor… y más dolor.
Estoy harta.
¿Es que acaso un día se acaba?
¡YA BASTA!
